jueves, mayo 31, 2007

El maravilloso guardarropa de Alan Moore, por Woodrow Phoenix

Saludos!
Les presento la contribución de Woodrow Phoenix al libro "Alan Moore: portrait of an extraordinary gentleman", libro publicado por abiogenesis press en el 2003 a modo de homenaje en el 50 aniversario del escritor.

Espero que te tomes el tiempo de echarle una leída, es una de las contribuciones que más ha llamado mi atención, ya que es una prosa que hace una alegoría del trabajo que ha venido realizando este escritor británico. La adaptación al español la hizo tu servidor, ya que el libro está en inglés (que a su vez viene de una versión italiana).


El maravilloso guardarropa de Alan Moore.
Por Woodrow Phoenix

Cuando Alan llegó a Ciudad Convencional, parecía igual a todos los demás. Se mezclaba muy bien con los habitantes de sombrero y abrigo, aunque habrías podido notar el zurcido más elaborado y la calidad superior del material de su abrigo si ponías atención a ese tipo de cosas.

Rápidamente encontró un lugar donde vivir y un trabajo, hizo amigos y fue a la iglesia como todos los demás, pero había algo que lo hacía sobresalir. Eventualmente la gente descubrió lo que era. Era la forma en que vestía. Aunque usaba las mismas cosas que todos los demás, las usaba de forma diferente. Todo estaba en los detalles. Acabados a mano. Forros en telas inusuales. Cortes diagonales. Uniones cosidas en lugar de pegadas.

Según Alan, no había nada especialmente excepcional acerca de esto. Tenía la tradición de duro trabajo y atención al detalle, y decía, que de eso se trataba todo.

Sin embargo, al popularizarse por alterar sutilmente los detalles de la confección tradicional, comenzó a sentir las restricciones de este método. Decidió ir más lejos. Fue en direcciones completamente nuevas con estilos radicales y ciertamente desafiantes elecciones de color y materiales. La gente lo notó. La gente habló. Él se volvió el foco de gran atención y especulación a cerca de lo siguiente que haría.

Era de notarse el hecho de que parecía nunca usar la misma prenda dos veces. Confirmó que así era: habiendo tantos estilos en el mundo,
¿por qué confinarse uno mismo a las mismas piezas una y otra vez?
Poco tiempo después, Alan vio como sus prendas etiquetadas para reciclaje, desaparecían de los botaderos, y aparecían en las espaldas de jóvenes del pueblo. Obviamente no estaban tan bien ajustadas como cuando Alan las usó, pero lucían lo suficientemente bien como para llamar la atención. Aquellos quienes sabían algo de modas, reconocieron su proceder. Fueron con Alan a contarle sobre la situación y le pidieron que les hiciera sus propias prendas, finalmente aceptó.

Se comenzó a hacer de seguidores a su estilo único de confección que tomaba los acabados convencionales y los hacía algo inesperado y nuevo. Había mucha demanda. Ganó premios y apareció en artículos de revistas. Los modelos competían por usar sus estilos en los catálogos.

Entonces las copias comenzaron a prosperar también. Alan no tenía esperanza de satisfacer el hambre por sus prendas por sí mismo y era impensable el contratar asistentes solo para satisfacer las órdenes. Así que la lista de espera creció y algunas veces la gente no podía esperar más. Gradualmente, una industria completa creció sin otro propósito al parecer, que el de ver lo que Alan hacía y luego reproducirlo a bajo costo. El no tomó a nadie en serio – no tenían la paciencia ni la imaginación para copiar más que los detalles a la vista. Pero aún así, eso era desgastante. La sensación de estar en una banda sin fin era cada día más fuerte hasta que supo que tenía que hacer algo antes de que su deseo de crear se desvaneciera para siempre.

Así anunció a todos sus clientes que de ese momento en adelante pondría todos sus esfuerzos en algo nuevo. Lo llamó: el costaldepapas.

No pegó inmediatamente. Era áspero e irritante, sin bolsillos para tarjetas de crédito o celulares, venía en un solo color y una sola talla y no servía en la lluvia. Definitivamente no abrigaba. Pero nadie se quería quedar atrás, así que eventualmente todos los que querían ser alguien estaban usando el costaldepapas.

Las revistas de modas escribieron sobre esto interminablemente. Se popularizó inexorablemente a las tiendas más baratas donde también vendían versiones cortadas para niños. Y justo cuando parecía que difícilmente habría alguien que no tuviera su costaldepapas, Alan fue entrevistado en televisión. Estaba usando uno de sus viejos abrigos. ¿Por qué no estaba usando un costaldepapas?

— Porque es una broma, dijo.
— Todos ustedes están usando costales hechos para papas, dijo.
— Mírense. Son imprácticos, feos y pican. No son prendas. Son burdas piezas de fibras. Son solo adecuadas para transportar papas. ¿Por qué alguien con un poco de sentido utilizaría voluntariamente una de estas ridículas cosas cuando podría estar abrigado, seco y cómodo en vestimentas de verdad?

Imagínenlo. Cada línea del conmutador de la estación se congestionó y hubo locas escenas cuando la audiencia abandonó al unísono el estudio, tirando luces, cámaras y camarógrafos en su frenesí. En cierto punto el orden se reestableció y ahí fue cuando se percataron de que Alan se había esfumado. Una muchedumbre vengativa lo buscó mientras costales de papas ardían en las calles, pero su departamento estaba vacío, sus cuentas de banco cerradas y su oficina limpia.

Seis meses después, a medio mundo de distancia en Pueblo Técnico, varias personas comenzaron a notar una clase inusual de software que se utilizaba en algunas terminales en cafés del centro…
pero esa es otra historia.


Woodrow Phoenix ha trabajado como caricaturista e ilustrador por más de 20 años. Actualmente está haciendo una versión animada de su serie “Slave Labour”, Pants Ant. Él rotuló “A small killing” de Alan Moore y Oscar Zarate.

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